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El Blog de La Cocinita

"La Experiencia de empezar el cole"

El jueves 8 de septiembre, dentro del espacio de encuentros con padres y madres, estuvimos conversando acerca de la experiencia de empezar el cole para un niño, para sus padres y para el maestro.

A los tres años se ha impuesto en nuestra sociedad que los niños “deben” empezar el cole, instaurándose como “lo que toca a los tres años”, quedando así escondido el verdadero valor de experiencia, de vivencia, que este acto encierra.

Durante nuestro encuentro, la palabra CONSENTIR emergió como aquello necesario para que la experiencia de empezar el cole fuera de una “buena manera”.

La importancia de que un niño consienta ir más allá de su primer mundo, de su casa, de mamá y de papá, ya que solo así podrá hacer lugar a lo nuevo entusiasmándose con ello. La importancia de que su deseo, su curiosidad, su sed de saber le pida “ir más allá”, ubicando en ese lugar a la escuela, su nuevo mundo.

Pero para que un niño entre al cole de una buena manera, desde el deseo más allá de la obligación, es fundamental que los padres consientan también esta experiencia, que su hijo crece, que ya “sale de casa” y que ya puede ir un poquito más allá de mamá y papá, que puede amar a otro adulto (maestra/o)…

A veces las mamás y/o los papás se resisten (sin saber) a consentir esta operación, cuestión que suele obstaculizar la experiencia para el niño.

La mamá de un niño de tres años que llevaba cuatro meses llorando en el colegio durante las cuatro horas que estaba me dice: “la maestra dice que mi hijo está inmaduro y que ya madurará… pero yo pienso: si no que se quede en casa, si al fin y al cabo en casa lo tiene todo… y que va a darle su maestra que no pueda darle yo”. Trabajando sobre la posición que ella estaba tomando ante esta experiencia de su hijo permitió que pudiera ayudarle a “abrir la puerta” para salir de casa sin tanta angustia, él solito no podía.

Pero también la escuela deberá “consentir” esta experiencia. Consentir a brindar a cada niño un lugar donde apropiarse de una cultura y donde poder hacer con su deseo de saber, con su curiosidad, donde poder establecer lazos con otros, y sobre todo un lugar donde cada niño pueda encontrar el suyo propio donde se respete su singularidad, sus tiempos y su lógica.

Surgió en la conversación la situación actual de la educación y sus efectos en los niños. Que nosotros podamos precisar el “buen lugar” que puede ocupar la escuela para un niño, no significa que hoy la tendencia de las escuelas sea esa. El sistema educativo actual se ha apropiado de términos como: “calidad, eficacia, coste mínimo, competitividad, evaluación, competencias”, transformando muchas veces al maestro en un Técnico, estableciendo entre los niños una relación de medida con otro de su misma edad, enfriándose así la pasión por el saber, tanto del lado del maestro como del lado del alumno. La escuela hoy está apareciendo como sinónimo de evaluación, y ante esto es fundamental la posición que adopten los padres, ya que en ellos estará el potenciar esta tendencia o la posibilidad de limitarla.

Finalizamos con la siguiente reflexión: Es muy difícil para un niño crecer sabiendo que te están evaluando y que tus posibilidades no llegan al ideal del adulto que tienes enfrente.

Celeste Stecco - Psicoanalista